PosterEspacios invitados  







Durante SFF4 en 2006 empezamos a invitar a espacios de Donosti a participar en el festival. Nos apetece que diferentes sitios, con sus diferentes personalidades nos aporten su visión del surfing.

    Willy Uribe nos visita con la expo que ha preparado para Soul, y Gari Garaialde nos dará su visión de no surfista. 



WillyTerritorio Cantábrico
presentado por Willy Uribe en la tienda Soul, c/Mayor 12 


Estas fotografías que componen la exposición Territorio Cantábrico, realizadas dejando de lado cualquier intención artística, deben entenderse como un documento gráfico de una ruta transitada por miles de surfistas desde mediados de los sesenta.

Playas, caminos, gentes, rías, pueblos, tablas, puntas, ciudades, parafinas, bajíos, ermitas, cabos, furgonetas, tabernas, autovías, ensenadas, gasolineras, acantilados, puertos, neoprenos, montes, islas, amigos, campas, calas... y un hilo conductor uniendo todo ello: las olas que el Cantábrico nos brinda, los tesoros de los que ya hablaba hace cuatrocientos años Pierre Rontegui, Señor de Lancre, en una de las descripciones más bellas que he leído sobre el mar Cantábrico:

La mar es un camino sin camino, penetrando a veces, aun cuando no parece haber sido trazada, mucho más fácilmente que la tierra. Sin embargo, es una gran inconstancia y ligereza echarse así al mar como se echa esta gente en cualquier ocasión y a cualquier hora,  merced de un elemento tan mudable y con tantas criaturas inconstantes a la vez. Porque este gran océano no acostumbra a llevarnos si los vientos no empujan. Así los mares nos portean y los vientos nos transportan, nos soplan y resoplan en sus flujos y reflujos, el aire que se toma y los vapores que se reciben nos mojan, nos enturbian y nos empapan de humedad de tanta agua, por fuera y por dentro de modo y manera que no se puede decir que navegar entre tanta tempestad no sea sino una auténtica y temeraria desesperación, causada por el viento de la inconstancia, bajo la codicia que una insaciable avaricia y alguno que otro humor voluble les empujan a encontrar tesoros.

Pierre Rontegui,
Señor de Lancre. S. XVI 

MicrophoneSurf Urbano
presentado por Gari Garaialde en Urban House, Kursaal
(click para mapa)

                             
Abrazar sueños
Ayer, hoy era mañana. Mañana, hoy será ayer. Nuestro recuerdo desaparecerá en el fondo del mar. Puede que nuestras cenizas sean entregadas al viento en algún puerto que no conocemos. Tal vez nos queme un fuego que aún no se ha encendido. No seremos más que humo en los mapas del futuro. La guitarra de alguien nos enseñó en algún momento, en alguno de aquellos lejanos ayeres, que somos la prehistoria del futuro.

Sólo cuando comprendamos esto habremos aprendido a mirar el mar de otra manera. Como miramos la belleza de las hojas en otoño. Como las estrellas fugaces. Soñaremos con los colores de las nuevas hojas, con nuevas olas o con otras estrellas que caerán en algún momento.

De los labios de los marineros viejos, leeremos que las cosas más hermosas que podrían ser no existen y que hay cosas que aunque no son, existen. Al fin y al cabo, si miras a la orilla ya no encontrarás ni rastro de esa ola que acaba de romper. Habrá desaparecido. El mar se va en cuanto llega. No es fácil abrazar al mar,  y hay que andar vivo para atrapar sus fugaces caricias. Al conjunto de esos abrazos le llaman surf.

La vida, al final, es como surfear. No sabemos cuál es la ola que tenemos que abrazar. Dedicamos un tiempo a mirar el horizonte para elegir una opción. Una fuerza desconocida nos impulsa a elegir una ola u otra sin saber si  la que viene detrás será mejor o no, o si la ola que hemos dejado pasar y no hemos abrazado, era la mas apropiada para nosotros o no. La obligación de elegir, parece que en eso consiste la vida. En eso consiste el surf. Hay que saber mirar las olas y abrazar la caricias fugaces. Saber elegir. Después de todo, somos la suma de todas nuestras elecciones.

Mirando las fotos de Gari Garaialde hemos entendido que el surf y la fotografía no son más que dos sinónimos de la propia vida. La pasión de aquellos que quieren aprender a elegir. Hacer fotos, al fin y al cabo es surfear. Observar algo y en un momento preciso hacer una elección. Recopilar los momentos que la vida diaria nos aporta incesantemente, como pillan los surfistas las olas que rompen en la costa y que enseguida desaparecen. Un buen fotógrafo logra que las cosas que no son permanezcan en las fotografías. Atrapar lo fugaz para siempre en una imagen. Los fotógrafos tienen corazón de surfista. Son artistas que han aprendido a observar.

Nos ha parecido que en estas fotos, Gari Garaialde ha querido mirar al corazón de esos surfistas que se parecen a los fotógrafos. No ha salido a buscar las imágenes coloridas y las olas impresionantes que salen en las revistas de surf. No. Podría parecer que al presentar las fotos en blanco y negro, ha querido mostrarnos el interior de los que quieren abrazar las olas. Las palpitaciones y la fuerza desconocida de los que están haciendo su elección. De los que están observando el horizonte. Los sueños de los que esperan las olas que pronto habrán desaparecido para siempre. No es una casualidad que el fotógrafo haya elegido esas. Él también ha querido abrazar ese pedazo de vida que estaba a punto de desaparecer, pero en lugar de la tabla de surf, con la cámara de fotos. En estos tiempos en los que se nos está olvidando soñar, nos ha ayudado a soñar, mostrándonos cosas que no son y guardándolas para siempre. Gari es de Hondarribia. Sin duda debe tener salitre en algún lugar de su corazón surfero.

Queremos a los surfistas y a los fotógrafos.
Son amigos que abrazan los sueños.


Gari Berasaluze